Una Infancia marcada por las tecnologías
- Naila Fernández
- 23 abr 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 6 may 2019
Un ruido ensordecedor traspasa mis auriculares e interrumpe mi lectura. El tren, siempre tan tranquilo y siendo un lugar perfecto para sumergirte en un libro, de repente se convierte en un pequeño cubículo donde solo se oyen fuertes gritos que parecen no cesar. Aparto mi vista del libro en busca de su origen, desesperada por poder ponerle fin. Mi vista encuentra a un pequeño en su carro, acompañado de su madre y llorando sin descanso. La razón, desconocida por los pasajeros, e incluso por su propia madre. Parece no tener intención de parar, hasta que su acompañante, sin poder encontrar remedio con alimento o juguetes, decide sacar un teléfono móvil y entregárselo a la criatura. Sin pensarlo dos veces, agarra el teléfono y cesan los gritos.
Ese acto me hizo reflexionar sobre la facilidad que muestran los niños con respecto a las nuevas tecnologías. Pese a ser muy pequeños tienen una gran capacidad de aceptación y aprenden de forma muy rápida a manejar los aparatos que se actualizan año tras año. Tanto los niños como los adolescentes han vivido el crecimiento y la convalidación de la tecnología en la sociedad, y han podido adaptarse a todas las utilidades que ofrecen, cada vez más implicadas en el día a día de las personas. Aún teniendo una variedad de aparatos electrónicos, ha sido el móvil el que se ha erigido como herramienta de uso diario. Las posibilidades y aplicaciones que ofrece son algunas de las razones de su éxito, pero sin duda ha sido la movilidad la que ha permitido que casi cada habitante en este país posea un teléfono móvil. Ante tales cifras, cabe pensar si, en el caso de los más pequeños, se están sustituyendo los clásicos métodos de entretenimiento por unos más contemporáneos basados en las TIC. Parece que ya quedó atrás el jugar con muñecos y el crear historias a partir de la propia imaginación; ahora han sido sustituidos por materiales audiovisuales con historias predeterminadas y totalmente cerradas. Se ha llegado a un punto en el que, incluso, se visualiza como otros niños juegan con juguetes a través de la pantalla del ordenador, como es el caso de los youtubers que tienen cuentas dedicadas a las reviews de juguetes. Se les está entregando, de alguna manera, la niñez a aquellos que sí que saben disfrutar de los beneficios que ofrece esa edad. En cambio, hay otro sector de la población que prefiere poner en manos de sus hijos aparatos que ni los mismos creadores de éstos han entregado a sus hijos por conocer los peligros que atañe. Y es que los móviles han pasado ha ser un instrumento cotidiano, lo que ha provocado que, año tras año, la edad de pertenencia de un móvil se adelante, pasando a tener el primer smartphonea los 11 años.
El aspecto grave de toda esta aceptación tecnológica se refleja en el uso diario de los dispositivos, que presentan medias diarias de más de 3 horas en algunos sectores de la población. La mayoría de este tiempo se desperdicia en redes sociales, las nuevas vías de “relaciones sociales” y que tienen una gran importancia en los jóvenes actuales, quienes ponen gran valor a las actualizaciones de sus perfiles porque les permite encajar en una sociedad totalmente prejuiciosa, pero que, en cambio, les aleja de la vida familiar. La tecnología ha llevado a las personas al aislamiento y a profesar el individualismo, aunque desde otras perspectivas se muestre una incentivación de la comunicación. A pesar de todas las posibles explicaciones, la tecnología ha vivido una gran aceptación y parece que cada vez tendrá mayor implicación en nuestra sociedad.

Y de esta forma, llegó el momento de bajar del tren. La madre quitó el teléfono al niño sin pensarlo y abandonaron el vagón. Durante la salida, el pequeño, ya sin móvil, empezó el berrinche que anteriormente le había servido para intentar conseguir, con más o menos éxito, aquello que le mantenía entretenido.
Naila Fernández
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